¡BASTA! LA POLICÍA CONTRA EL PUEBLO: ¡NO MÁS!
Crónicas del Este 09/06/2024 Policial
Sergio Secinaro
El pasado miércoles, frente al Ministerio de Trabajo, fuimos testigos de un acto atroz y condenable: la represión violenta de una manifestación pacífica de trabajadores de la pesca. Las fuerzas policiales, con balas de goma y perdigones, atacaron a ciudadanos que ejercían su derecho fundamental a protestar. Entre los heridos se encuentran varios trabajadores, un periodista y Sergio Sommaruga, dirigente del SINTEP. Este acto no es solo una afrenta a los derechos humanos, sino un claro indicio de un gobierno que ha perdido su rumbo.
La imagen de policías arremetiendo cobardemente contra manifestantes trabajadores es inaceptable. Esos mismos trabajadores que construyen nuestro país, que levantan sus voces contra la injusticia, son tratados como enemigos del Estado. Mientras tanto, los ciudadanos comunes vivimos en un estado de miedo constante, enfrentando una ola de inseguridad extrema, con muertes y ejecuciones en los barrios. ¿Dónde está la Policía cuando realmente la necesitamos?
Nosotros queremos un Estado que nos proteja, no que nos persiga y nos acribille a balazos, aunque sean de goma. Es inconcebible que quienes deberían velar por nuestra seguridad se conviertan en los agresores. Esos oficiales de policía deberían dirigir su furia y sus armas contra los verdaderos delincuentes, aquellos que se pasean en autos de alta gama por los barrios de Montevideo, aquellos como Marset, que recibieron un pasaporte mientras estaban presos en Dubái. ¿Y qué decir de los vendedores de droga que mueven toneladas a través de nuestro puerto y aeropuerto? Ahí es donde deberían estar los policías con sus bravuconadas, no contra el pueblo.
Estos ataques brutales son amparados por ese mamarracho llamado Ley de Urgente Consideración (LUC), impulsada por este gobierno. Una ley que ha sido utilizada para justificar el uso excesivo de la fuerza contra ciudadanos pacíficos. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que esta herramienta de represión siga en vigor? ¿Qué pasará cuando alguien resulte muerto? ¿Quién se hará responsable de la vida perdida, del dolor infligido a familias y comunidades enteras? La respuesta del gobierno ha sido siempre la misma: más represión, más violencia, más intolerancia.
El pueblo uruguayo está cansado. Cansado de un gobierno que responde a las demandas legítimas con violencia. Cansado de vivir en una sociedad dividida por los “manijeros” de siempre, aquellos que sentados en mullidos sillones del Palacio Legislativo viven como reyes y reinas mientras nosotros sufrimos. Ya no podemos tolerar más atropellos. La represión de los trabajadores debe terminar. Necesitamos un gobierno que escuche, que dialogue, que entienda que su deber es protegernos, no atacarnos.
Este es un llamado a la acción. A todos los uruguayos que creen en la justicia, en la igualdad y en los derechos humanos: no podemos quedarnos callados. Debemos unirnos contra la represión y exigir un cambio. Exigir que la policía haga su trabajo verdadero: protegernos de los criminales, no atacarnos a nosotros. Exigir que el gobierno asuma su responsabilidad y respete nuestros derechos. No más balas de goma, no más perdigones, no más violencia estatal.
En esta lucha, estamos todos juntos. Porque cuando atacan a uno de nosotros, nos atacan a todos. Y juntos, somos fuertes. Juntos, podemos hacer que nuestras voces se escuchen. Juntos, podemos poner fin a la represión y construir un Uruguay más justo y democrático.
Sergio Secinaro
El pasado miércoles, frente al Ministerio de Trabajo, fuimos testigos de un acto atroz y condenable: la represión violenta de una manifestación pacífica de trabajadores de la pesca. Las fuerzas policiales, con balas de goma y perdigones, atacaron a ciudadanos que ejercían su derecho fundamental a protestar. Entre los heridos se encuentran varios trabajadores, un periodista y Sergio Sommaruga, dirigente del SINTEP. Este acto no es solo una afrenta a los derechos humanos, sino un claro indicio de un gobierno que ha perdido su rumbo. La imagen de policías arremetiendo cobardemente contra manifestantes trabajadores es inaceptable. Esos mismos trabajadores que construyen nuestro país, que levantan sus voces contra la injusticia, son tratados como enemigos del Estado. Mientras tanto, los ciudadanos comunes vivimos en un estado de miedo constante, enfrentando una ola de inseguridad extrema, con muertes y ejecuciones en los barrios. ¿Dónde está la Policía cuando realmente la necesitamos? Nosotros queremos un Estado que nos proteja, no que nos persiga y nos acribille a balazos, aunque sean de goma. Es inconcebible que quienes deberían velar por nuestra seguridad se conviertan en los agresores. Esos oficiales de policía deberían dirigir su furia y sus armas contra los verdaderos delincuentes, aquellos que se pasean en autos de alta gama por los barrios de Montevideo, aquellos como Marset, que recibieron un pasaporte mientras estaban presos en Dubái. ¿Y qué decir de los vendedores de droga que mueven toneladas a través de nuestro puerto y aeropuerto? Ahí es donde deberían estar los policías con sus bravuconadas, no contra el pueblo. Estos ataques brutales son amparados por ese mamarracho llamado Ley de Urgente Consideración (LUC), impulsada por este gobierno. Una ley que ha sido utilizada para justificar el uso excesivo de la fuerza contra ciudadanos pacíficos. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que esta herramienta de represión siga en vigor? ¿Qué pasará cuando alguien resulte muerto? ¿Quién se hará responsable de la vida perdida, del dolor infligido a familias y comunidades enteras? La respuesta del gobierno ha sido siempre la misma: más represión, más violencia, más intolerancia. El pueblo uruguayo está cansado. Cansado de un gobierno que responde a las demandas legítimas con violencia. Cansado de vivir en una sociedad dividida por los “manijeros” de siempre, aquellos que sentados en mullidos sillones del Palacio Legislativo viven como reyes y reinas mientras nosotros sufrimos. Ya no podemos tolerar más atropellos. La represión de los trabajadores debe terminar. Necesitamos un gobierno que escuche, que dialogue, que entienda que su deber es protegernos, no atacarnos. Este es un llamado a la acción. A todos los uruguayos que creen en la justicia, en la igualdad y en los derechos humanos: no podemos quedarnos callados. Debemos unirnos contra la represión y exigir un cambio. Exigir que la policía haga su trabajo verdadero: protegernos de los criminales, no atacarnos a nosotros. Exigir que el gobierno asuma su responsabilidad y respete nuestros derechos. No más balas de goma, no más perdigones, no más violencia estatal. En esta lucha, estamos todos juntos. Porque cuando atacan a uno de nosotros, nos atacan a todos. Y juntos, somos fuertes. Juntos, podemos hacer que nuestras voces se escuchen. Juntos, podemos poner fin a la represión y construir un Uruguay más justo y democrático.
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