ESTAFA MILLONARIA: GONZALO CAMPOMAR, EL EXRUGBISTA ACUSADO DE DEFRAUDAR A AMIGOS E INVERSIONISTAS
Crónicas del Este 05/11/2024 Política
La Dirección General de Lucha Contra el Crimen Organizado e Interpol de la Policía se encuentra inmersa en una investigación de alto perfil que sacude a Uruguay: una presunta estafa piramidal con criptomonedas que podría alcanzar los 65 millones de dólares. La trama tiene como protagonista a Gonzalo Campomar, un exjugador de rugby y empresario joven, quien, de acuerdo con las denuncias, habría embaucado a amigos, conocidos y figuras de distintos sectores, incluidos aquellos vinculados a actividades delictivas. Este caso, revelado por el periodista Eduardo Preve en su columna “La Tapadita”, promete destapar uno de los fraudes privados más importantes de la historia reciente del país.
UN EXRUGBISTA EN EL CENTRO DE LA TORMENTA
Según Preve, Campomar es señalado como el autor de esta estafa masiva que ha perjudicado a un amplio espectro de inversionistas, desde amigos cercanos hasta personas con quienes mantenía relaciones de negocios. En una modalidad típica de estafa piramidal, Campomar ofrecía a sus inversores rendimientos de hasta el 2% en dólares, una cifra sumamente atractiva que rápidamente captó la atención de muchos. Al inicio, los pagos se cumplieron puntualmente, lo cual generó una falsa confianza entre los primeros inversionistas y atrajo a otros que veían en Campomar una figura fiable y lucrativa.
LA PUNTA DEL ICEBERG: INVESTIGACIONES EN MARCHA
La denuncia formal, que asciende inicialmente a un millón de dólares, es solo “la punta del iceberg”, según Preve. La defensa de Campomar incluso ha reconocido que la estafa podría alcanzar los 65 millones de dólares. Sin embargo, la mayoría de los perjudicados enfrenta un obstáculo significativo: muchos de ellos no podrán presentar denuncias debido a la falta de contratos firmados. La ausencia de documentación formalizada ha dejado a estos inversionistas en una situación de indefensión legal, complicando aún más el proceso de recuperar los fondos perdidos.
REDES DE VÍCTIMAS: DEL CARRASCO DE ÉLITE A LOS SECTORES MARGINALES
El esquema de Campomar no se limitó a un sector específico de la sociedad; afectó tanto a vecinos del exclusivo barrio Carrasco como a personas de otros entornos menos amigables, algunos incluso vinculados a actividades ilícitas. Esta diversidad de inversionistas deja en evidencia el alcance del fraude, que tocó a una gama de individuos de múltiples contextos socioeconómicos. La frustración de los damnificados no se ha hecho esperar, y en un inquietante episodio, se registró un intento de cobro violento en Colonia, donde se efectuaron disparos cerca de una residencia en una zona residencial, una muestra de la tensión que rodea este caso.
UN SOCIO ARGENTINO Y EL MISTERIO DE ORLANDO
Otra pieza en el rompecabezas es el socio argentino de Campomar, quien, según informes, ha abandonado Uruguay y se encuentra en Orlando, Estados Unidos. Su partida levanta aún más sospechas sobre la profundidad de la estafa y la posible extensión internacional de las operaciones de este dúo. La ausencia de este socio en el país plantea un desafío adicional para las autoridades, que deberán determinar hasta qué punto él también jugó un rol en el esquema.
CONSECUENCIAS Y PERSPECTIVAS LEGALES
La promesa de un rendimiento alto en dólares fue, para muchos, una oferta irresistible en un momento en el que las rentabilidades promedio de bonos en el mercado oscilan en torno al 5% anual. Este detalle, aunque inicialmente pasó desapercibido, hoy es objeto de escrutinio, y deja al descubierto la ingenuidad de algunos inversionistas y la destreza de Campomar para atraer fondos. A medida que la investigación avanza, se espera que surjan más detalles y que las autoridades determinen hasta qué punto esta operación impactará a otros involucrados.
El caso de Campomar parece ser un recordatorio brutal de los riesgos que conllevan las inversiones en criptomonedas y de la necesidad de regulaciones más estrictas para proteger a los inversionistas. Con los antecedentes expuestos, y el creciente interés mediático, esta historia promete seguir generando titulares y convertirse en un caso de estudio sobre las complejidades de los esquemas piramidales en el mundo moderno de las finanzas digitales.
La Dirección General de Lucha Contra el Crimen Organizado e Interpol de la Policía se encuentra inmersa en una investigación de alto perfil que sacude a Uruguay: una presunta estafa piramidal con criptomonedas que podría alcanzar los 65 millones de dólares. La trama tiene como protagonista a Gonzalo Campomar, un exjugador de rugby y empresario joven, quien, de acuerdo con las denuncias, habría embaucado a amigos, conocidos y figuras de distintos sectores, incluidos aquellos vinculados a actividades delictivas. Este caso, revelado por el periodista Eduardo Preve en su columna “La Tapadita”, promete destapar uno de los fraudes privados más importantes de la historia reciente del país. UN EXRUGBISTA EN EL CENTRO DE LA TORMENTA Según Preve, Campomar es señalado como el autor de esta estafa masiva que ha perjudicado a un amplio espectro de inversionistas, desde amigos cercanos hasta personas con quienes mantenía relaciones de negocios. En una modalidad típica de estafa piramidal, Campomar ofrecía a sus inversores rendimientos de hasta el 2% en dólares, una cifra sumamente atractiva que rápidamente captó la atención de muchos. Al inicio, los pagos se cumplieron puntualmente, lo cual generó una falsa confianza entre los primeros inversionistas y atrajo a otros que veían en Campomar una figura fiable y lucrativa. LA PUNTA DEL ICEBERG: INVESTIGACIONES EN MARCHA La denuncia formal, que asciende inicialmente a un millón de dólares, es solo “la punta del iceberg”, según Preve. La defensa de Campomar incluso ha reconocido que la estafa podría alcanzar los 65 millones de dólares. Sin embargo, la mayoría de los perjudicados enfrenta un obstáculo significativo: muchos de ellos no podrán presentar denuncias debido a la falta de contratos firmados. La ausencia de documentación formalizada ha dejado a estos inversionistas en una situación de indefensión legal, complicando aún más el proceso de recuperar los fondos perdidos. REDES DE VÍCTIMAS: DEL CARRASCO DE ÉLITE A LOS SECTORES MARGINALES El esquema de Campomar no se limitó a un sector específico de la sociedad; afectó tanto a vecinos del exclusivo barrio Carrasco como a personas de otros entornos menos amigables, algunos incluso vinculados a actividades ilícitas. Esta diversidad de inversionistas deja en evidencia el alcance del fraude, que tocó a una gama de individuos de múltiples contextos socioeconómicos. La frustración de los damnificados no se ha hecho esperar, y en un inquietante episodio, se registró un intento de cobro violento en Colonia, donde se efectuaron disparos cerca de una residencia en una zona residencial, una muestra de la tensión que rodea este caso. UN SOCIO ARGENTINO Y EL MISTERIO DE ORLANDO Otra pieza en el rompecabezas es el socio argentino de Campomar, quien, según informes, ha abandonado Uruguay y se encuentra en Orlando, Estados Unidos. Su partida levanta aún más sospechas sobre la profundidad de la estafa y la posible extensión internacional de las operaciones de este dúo. La ausencia de este socio en el país plantea un desafío adicional para las autoridades, que deberán determinar hasta qué punto él también jugó un rol en el esquema. CONSECUENCIAS Y PERSPECTIVAS LEGALES La promesa de un rendimiento alto en dólares fue, para muchos, una oferta irresistible en un momento en el que las rentabilidades promedio de bonos en el mercado oscilan en torno al 5% anual. Este detalle, aunque inicialmente pasó desapercibido, hoy es objeto de escrutinio, y deja al descubierto la ingenuidad de algunos inversionistas y la destreza de Campomar para atraer fondos. A medida que la investigación avanza, se espera que surjan más detalles y que las autoridades determinen hasta qué punto esta operación impactará a otros involucrados. El caso de Campomar parece ser un recordatorio brutal de los riesgos que conllevan las inversiones en criptomonedas y de la necesidad de regulaciones más estrictas para proteger a los inversionistas. Con los antecedentes expuestos, y el creciente interés mediático, esta historia promete seguir generando titulares y convertirse en un caso de estudio sobre las complejidades de los esquemas piramidales en el mundo moderno de las finanzas digitales.
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