DR. GUSTAVO MARTÍNEZ: “EL HECHO DE QUE EL PARTIDO HAYA PERDIDO 8.000 VOTOS EN TACUAREMBÓ ES UN INDICADOR DE UNA MALA CONDUCCIÓN POLÍTICA”
Crónicas del Este 01/02/2025 Política
En un contexto marcado por tensiones políticas y cuestionamientos a la gestión departamental, Crónicas del Este dialogó con Gustavo Martínez Morales, abogado, dirigente del Partido Nacional en Tacuarembó y exdiputado suplente. Con una trayectoria política de más de cuatro décadas, Martínez analiza la situación actual del departamento, el impacto de la falta de conducción partidaria y los desafíos que enfrenta el Partido Nacional tras su histórica derrota frente al Frente Amplio en las últimas elecciones.
Además, se refiere a las polémicas judiciales que involucran al intendente Wilson Ezquerra y plantea la necesidad de una nueva forma de hacer política en Tacuarembó, basada en la transparencia, la descentralización y la participación ciudadana. Una entrevista que arroja luz sobre el panorama político del norte del país y los retos de un departamento con una larga tradición nacionalista.
Crónicas del Este: Estamos con Gustavo Martínez Morales, abogado, dirigente del Partido Nacional del departamento de Tacuarembó, y exdiputado. Queríamos charlar un poco sobre la actualidad política del departamento, que se encuentra bastante agitado, con un intendente como Wilson Ezquerra enfrentando múltiples problemas políticos y judiciales. ¿Cómo ves el panorama político de Tacuarembó actualmente?
Gustavo Martínez: Primero, aclarar que fui candidato a diputado en mi última actividad política en Tacuarembó. En su momento, ocupé la banca como suplente, entre 2005 y 2006, y luego fui candidato por la hoja 40. Aunque mi candidatura fue algo improvisada, trabajé para el partido en esa elección. Conozco al Partido Nacional desde hace décadas; tengo 60 años y milito desde que era menor de edad. Fui secretario del diputado y senador Da Rosa, por lo que he conocido el departamento desde muchas perspectivas.
La situación política de Tacuarembó es particular. El Partido Nacional ha gobernado el departamento durante 65 años, desde 1958, con la excepción del período de la dictadura. Nunca ha perdido una elección departamental, pero a nivel nacional las cosas cambiaron con la victoria del Frente Amplio. Este fue un golpe significativo, ya que el Partido Nacional tuvo una votación mucho menor que en 2019.
A pesar de ello, nosotros desde dentro del partido siempre hemos intentado mantener una postura de oposición constructiva. En mi caso, fui candidato a alcalde en San Gregorio y he buscado fomentar una nueva forma de hacer política dentro del departamento. Creo que la conducción de Ezquerra, si bien ha sido fructífera en términos de obras, carece de una estructura política sólida. Por ejemplo, en este último período, la Departamental Nacionalista no se formó formalmente y no hubo discusiones internas. Esto es algo que debería corregirse.
Crónicas del Este: Mencionabas una caída significativa en la votación del Partido Nacional. ¿Crees que eso se debe a la falta de conducción del intendente?
Gustavo Martínez: Sin dudas. El responsable político en el departamento es el jefe del partido que gobierna, es decir, el intendente. El hecho de que el partido haya perdido 8.000 votos en comparación con la elección de 2019 es un indicador claro de una mala conducción política. La gestión administrativa puede ser destacable, pero eso no compensa la ausencia de un debate interno y una planificación estratégica.
Nosotros hemos promovido una opción diferente dentro del partido, con candidatos externos a la política tradicional del departamento, buscando cambiar la forma de hacer política. Este cambio implica volver al trabajo con la gente, promoviendo discusiones abiertas y dando lugar a nuevos liderazgos en barrios y zonas del departamento.
Crónicas del Este: ¿Cuál es tu posición sobre la denuncia penal contra el intendente por la recategorización de un terreno que resultó ser de su propiedad y fue vendido a inversores brasileños?
Gustavo Martínez: En su momento, junto con otros compañeros, presentamos una denuncia dentro del partido, solicitando que el tema se remitiera a la Comisión de Ética para un análisis exhaustivo. Desde el punto de vista legal, considero que se pudo haber violado el artículo de la Constitución, y así lo manifesté públicamente. Sin embargo, el análisis penal corresponde a la Fiscalía y otros profesionales. Nosotros actuamos de manera ética y políticamente correcta dentro de nuestras posibilidades.
Crónicas del Este: Has hablado de una "forma diferente de hacer política" dentro del Partido Nacional. ¿A qué te refieres exactamente?
Gustavo Martínez: Mi formación política se basa en valores como la transparencia, la colectividad y la gestión participativa. Nadie posee la verdad absoluta, y los procesos políticos deben ser colectivos. Las decisiones individuales, especialmente cuando están influenciadas por intereses personales, son contrarias a esos principios.
La ley de municipios, por ejemplo, establece un gobierno colegiado. Esto implica que la gestión debe ser participativa, con todos los concejales involucrados en las decisiones. Sin embargo, en muchos casos, esto no se cumple, y la gestión local termina siendo inexistente más allá de la apariencia política. Mi enfoque es precisamente revertir esta situación, devolviendo el protagonismo a la gente y a los órganos colegiados que deberían ser el corazón de la política departamental.

En un contexto marcado por tensiones políticas y cuestionamientos a la gestión departamental, Crónicas del Este dialogó con Gustavo Martínez Morales, abogado, dirigente del Partido Nacional en Tacuarembó y exdiputado suplente. Con una trayectoria política de más de cuatro décadas, Martínez analiza la situación actual del departamento, el impacto de la falta de conducción partidaria y los desafíos que enfrenta el Partido Nacional tras su histórica derrota frente al Frente Amplio en las últimas elecciones. Además, se refiere a las polémicas judiciales que involucran al intendente Wilson Ezquerra y plantea la necesidad de una nueva forma de hacer política en Tacuarembó, basada en la transparencia, la descentralización y la participación ciudadana. Una entrevista que arroja luz sobre el panorama político del norte del país y los retos de un departamento con una larga tradición nacionalista.
Crónicas del Este: Estamos con Gustavo Martínez Morales, abogado, dirigente del Partido Nacional del departamento de Tacuarembó, y exdiputado. Queríamos charlar un poco sobre la actualidad política del departamento, que se encuentra bastante agitado, con un intendente como Wilson Ezquerra enfrentando múltiples problemas políticos y judiciales. ¿Cómo ves el panorama político de Tacuarembó actualmente?
Gustavo Martínez: Primero, aclarar que fui candidato a diputado en mi última actividad política en Tacuarembó. En su momento, ocupé la banca como suplente, entre 2005 y 2006, y luego fui candidato por la hoja 40. Aunque mi candidatura fue algo improvisada, trabajé para el partido en esa elección. Conozco al Partido Nacional desde hace décadas; tengo 60 años y milito desde que era menor de edad. Fui secretario del diputado y senador Da Rosa, por lo que he conocido el departamento desde muchas perspectivas. La situación política de Tacuarembó es particular. El Partido Nacional ha gobernado el departamento durante 65 años, desde 1958, con la excepción del período de la dictadura. Nunca ha perdido una elección departamental, pero a nivel nacional las cosas cambiaron con la victoria del Frente Amplio. Este fue un golpe significativo, ya que el Partido Nacional tuvo una votación mucho menor que en 2019. A pesar de ello, nosotros desde dentro del partido siempre hemos intentado mantener una postura de oposición constructiva. En mi caso, fui candidato a alcalde en San Gregorio y he buscado fomentar una nueva forma de hacer política dentro del departamento. Creo que la conducción de Ezquerra, si bien ha sido fructífera en términos de obras, carece de una estructura política sólida. Por ejemplo, en este último período, la Departamental Nacionalista no se formó formalmente y no hubo discusiones internas. Esto es algo que debería corregirse.
Crónicas del Este: Mencionabas una caída significativa en la votación del Partido Nacional. ¿Crees que eso se debe a la falta de conducción del intendente?
Gustavo Martínez: Sin dudas. El responsable político en el departamento es el jefe del partido que gobierna, es decir, el intendente. El hecho de que el partido haya perdido 8.000 votos en comparación con la elección de 2019 es un indicador claro de una mala conducción política. La gestión administrativa puede ser destacable, pero eso no compensa la ausencia de un debate interno y una planificación estratégica. Nosotros hemos promovido una opción diferente dentro del partido, con candidatos externos a la política tradicional del departamento, buscando cambiar la forma de hacer política. Este cambio implica volver al trabajo con la gente, promoviendo discusiones abiertas y dando lugar a nuevos liderazgos en barrios y zonas del departamento.
Crónicas del Este: ¿Cuál es tu posición sobre la denuncia penal contra el intendente por la recategorización de un terreno que resultó ser de su propiedad y fue vendido a inversores brasileños?
Gustavo Martínez: En su momento, junto con otros compañeros, presentamos una denuncia dentro del partido, solicitando que el tema se remitiera a la Comisión de Ética para un análisis exhaustivo. Desde el punto de vista legal, considero que se pudo haber violado el artículo de la Constitución, y así lo manifesté públicamente. Sin embargo, el análisis penal corresponde a la Fiscalía y otros profesionales. Nosotros actuamos de manera ética y políticamente correcta dentro de nuestras posibilidades.
Crónicas del Este: Has hablado de una "forma diferente de hacer política" dentro del Partido Nacional. ¿A qué te refieres exactamente?
Gustavo Martínez: Mi formación política se basa en valores como la transparencia, la colectividad y la gestión participativa. Nadie posee la verdad absoluta, y los procesos políticos deben ser colectivos. Las decisiones individuales, especialmente cuando están influenciadas por intereses personales, son contrarias a esos principios. La ley de municipios, por ejemplo, establece un gobierno colegiado. Esto implica que la gestión debe ser participativa, con todos los concejales involucrados en las decisiones. Sin embargo, en muchos casos, esto no se cumple, y la gestión local termina siendo inexistente más allá de la apariencia política. Mi enfoque es precisamente revertir esta situación, devolviendo el protagonismo a la gente y a los órganos colegiados que deberían ser el corazón de la política departamental.

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