BRUTAL ASESINATO DE UN JOVEN DE 24 AÑOS MIENTRAS DORMÍA Y SU HERMANO DE OCHO RESULTA HERIDO
Crónicas del Este 31/07/2024 Policial
Un acto de violencia despiadada sacudió el tranquilo barrio de Colón en Montevideo la madrugada del lunes. Un grupo de despiadados delincuentes irrumpió en la vivienda familiar, ejecutando a sangre fría a un joven de 24 años mientras dormía y dejando gravemente herido a su hermano menor de tan solo ocho años.
En lo que parece un episodio sacado de una pesadilla, los malhechores entraron sin piedad en la casa ubicada en la intersección de Lanús y Pasaje Central en el barrio Lezica. En medio de la oscuridad y el silencio de la noche, los disparos resonaron, poniendo fin abruptamente a la vida del joven, cuyo nombre aún no ha sido revelado por las autoridades.
Según fuentes policiales, la brutal escena se desarrolló cuando el joven de 24 años descansaba en su cama, ajeno al peligro que se cernía sobre él. Los sicarios, sin titubear, lo acribillaron a quemarropa, asegurándose de que no tuviera oportunidad de escapar. Pero la barbarie no terminó allí. En medio del caos y el estruendo, una bala perdida impactó en la espalda del pequeño de ocho años, quien compartía la misma vivienda.

Un acto de violencia despiadada sacudió el tranquilo barrio de Colón en Montevideo la madrugada del lunes. Un grupo de despiadados delincuentes irrumpió en la vivienda familiar, ejecutando a sangre fría a un joven de 24 años mientras dormía y dejando gravemente herido a su hermano menor de tan solo ocho años. En lo que parece un episodio sacado de una pesadilla, los malhechores entraron sin piedad en la casa ubicada en la intersección de Lanús y Pasaje Central en el barrio Lezica. En medio de la oscuridad y el silencio de la noche, los disparos resonaron, poniendo fin abruptamente a la vida del joven, cuyo nombre aún no ha sido revelado por las autoridades. Según fuentes policiales, la brutal escena se desarrolló cuando el joven de 24 años descansaba en su cama, ajeno al peligro que se cernía sobre él. Los sicarios, sin titubear, lo acribillaron a quemarropa, asegurándose de que no tuviera oportunidad de escapar. Pero la barbarie no terminó allí. En medio del caos y el estruendo, una bala perdida impactó en la espalda del pequeño de ocho años, quien compartía la misma vivienda.

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