JAVIER MILEI SERÁ EL NUEVO PRESIDENTE DE ARGENTINA TRAS DERROTAR A SERGIO MASSA
Crónicas del Este 19/11/2023 Internacional
La extrema derecha ha capitalizado el voto de indignación contra un Gobierno que incumplió sus promesas y aplicó duros planes de ajuste, empeorando la situación económica y social. Javier Milei también obtuvo la mayoría de los votos de Bullrich-Macri. Sin embargo, el mandato de Milei estará marcado por contradicciones y debilidades. Ante la incierta transición que comienza, es crucial prepararse para enfrentar sus planes con la inmensa fuerza social de la clase trabajadora, organizada junto a mujeres y jóvenes combativos.
Con los resultados de este domingo, la fórmula Javier Milei-Victoria Villarruel se impuso en el balotaje, derrotando a Sergio Massa-Agustín Rossi.
Comparado con las elecciones generales de octubre, los ganadores crecieron, capitalizando en gran medida los votos de Patricia Bullrich y, en menor medida, de Juan Schiaretti, quienes expresaron su respaldo a La Libertad Avanza. A partir de esta noche, Argentina entra en una transición inédita hasta la asunción de la derecha liberal que ocupará la Casa Rosada el 10 de diciembre.
Por primera vez desde 1983, un espacio político que aboga por la impunidad de los genocidas y niega la existencia de los 30.000 desaparecidos accede al poder. Estas candidaturas también han elogiado al menemismo, la etapa más neoliberal de la historia nacional, y promueven medidas como la dolarización de la economía, la apertura comercial, las privatizaciones, reformas estructurales, ataques a los derechos de las mujeres y discriminación hacia diversas minorías. Este espacio político logró ganar mediante el voto de indignación contra un Gobierno de ajuste, crisis social e inflación histórica.
No obstante, nos enfrentamos a una nueva etapa con contradicciones desde el principio. La próxima administración se encontrará con las contradicciones de un Gobierno que asumirá con debilidades institucionales, como la falta de mayoría en el Congreso Nacional y la ausencia de gobernadores e intendentes propios. Además, estará marcada por resistencias y la oposición de casi la mitad del país que votó en contra de esta opción. Esta situación será esencial en la lucha por venir.
La explicación de este fenómeno reside en el profundo descontento con el estado actual de la situación. El fracaso de los últimos gobiernos se evidencia en cifras alarmantes: desde el regreso del FMI a Argentina en 2018, la pobreza ha aumentado de manera dramática del 27,3 % al 40,1 %. Las políticas del FMI, aplicadas por diferentes gobiernos, han sido un factor determinante en el aumento de la pobreza. Los salarios han experimentado un fuerte declive para todos los trabajadores, especialmente para los no registrados, que han perdido el 46,7 % de su poder adquisitivo desde 2016.
La ultraderecha ha sabido explotar este descontento con demagogia, ofreciendo propuestas económicas que, de implementarse, empeorarán las condiciones de vida y generarán tensiones sociales. Esta victoria no habría sido posible sin el respaldo de sectores importantes del poder, desde grandes empresarios hasta ciertos sectores del peronismo que contribuyeron al armado de las listas de Milei y le proporcionaron financiamiento.
La izquierda, en cambio, ha estado del lado de las luchas obreras y populares, enfrentando los planes de ajuste, las represiones y las complicidades de los gobiernos. En condiciones desiguales, la izquierda ha permanecido coherente en sus principios y acciones. Ahora comienza una nueva etapa en la que será crucial enfrentar los planes de la derecha en el poder. La derecha ganó las elecciones, pero la clase trabajadora y sus aliados son una inmensa fuerza social si se movilizan. Es momento de organizarse y prepararse para la lucha que se avecina.

La extrema derecha ha capitalizado el voto de indignación contra un Gobierno que incumplió sus promesas y aplicó duros planes de ajuste, empeorando la situación económica y social. Javier Milei también obtuvo la mayoría de los votos de Bullrich-Macri. Sin embargo, el mandato de Milei estará marcado por contradicciones y debilidades. Ante la incierta transición que comienza, es crucial prepararse para enfrentar sus planes con la inmensa fuerza social de la clase trabajadora, organizada junto a mujeres y jóvenes combativos.
Con los resultados de este domingo, la fórmula Javier Milei-Victoria Villarruel se impuso en el balotaje, derrotando a Sergio Massa-Agustín Rossi.
Comparado con las elecciones generales de octubre, los ganadores crecieron, capitalizando en gran medida los votos de Patricia Bullrich y, en menor medida, de Juan Schiaretti, quienes expresaron su respaldo a La Libertad Avanza. A partir de esta noche, Argentina entra en una transición inédita hasta la asunción de la derecha liberal que ocupará la Casa Rosada el 10 de diciembre.
Por primera vez desde 1983, un espacio político que aboga por la impunidad de los genocidas y niega la existencia de los 30.000 desaparecidos accede al poder. Estas candidaturas también han elogiado al menemismo, la etapa más neoliberal de la historia nacional, y promueven medidas como la dolarización de la economía, la apertura comercial, las privatizaciones, reformas estructurales, ataques a los derechos de las mujeres y discriminación hacia diversas minorías. Este espacio político logró ganar mediante el voto de indignación contra un Gobierno de ajuste, crisis social e inflación histórica.
No obstante, nos enfrentamos a una nueva etapa con contradicciones desde el principio. La próxima administración se encontrará con las contradicciones de un Gobierno que asumirá con debilidades institucionales, como la falta de mayoría en el Congreso Nacional y la ausencia de gobernadores e intendentes propios. Además, estará marcada por resistencias y la oposición de casi la mitad del país que votó en contra de esta opción. Esta situación será esencial en la lucha por venir.
La explicación de este fenómeno reside en el profundo descontento con el estado actual de la situación. El fracaso de los últimos gobiernos se evidencia en cifras alarmantes: desde el regreso del FMI a Argentina en 2018, la pobreza ha aumentado de manera dramática del 27,3 % al 40,1 %. Las políticas del FMI, aplicadas por diferentes gobiernos, han sido un factor determinante en el aumento de la pobreza. Los salarios han experimentado un fuerte declive para todos los trabajadores, especialmente para los no registrados, que han perdido el 46,7 % de su poder adquisitivo desde 2016.
La ultraderecha ha sabido explotar este descontento con demagogia, ofreciendo propuestas económicas que, de implementarse, empeorarán las condiciones de vida y generarán tensiones sociales. Esta victoria no habría sido posible sin el respaldo de sectores importantes del poder, desde grandes empresarios hasta ciertos sectores del peronismo que contribuyeron al armado de las listas de Milei y le proporcionaron financiamiento.
La izquierda, en cambio, ha estado del lado de las luchas obreras y populares, enfrentando los planes de ajuste, las represiones y las complicidades de los gobiernos. En condiciones desiguales, la izquierda ha permanecido coherente en sus principios y acciones. Ahora comienza una nueva etapa en la que será crucial enfrentar los planes de la derecha en el poder. La derecha ganó las elecciones, pero la clase trabajadora y sus aliados son una inmensa fuerza social si se movilizan. Es momento de organizarse y prepararse para la lucha que se avecina.

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