LA MÁQUINA DEL TIEMPO: LA LEY 5.350
Crónicas del Este 20/11/2023 Sociedad
Memo Rioso
Un día como hoy, 15 de noviembre, pero de 1915, se aprobaba en Uruguay, la Ley 5.350, denominada Trabajo Obrero, que en su Art. 1º establecía: "El trabajo efectivo de los obreros de fábricas, talleres, astilleros, canteras, empresas de construcción de tierra o en los puertos, ... no durará más de ocho horas".
Un hito histórico que marcó ese ya lejano 15 de noviembre de 1915 en Uruguay: la promulgación de la Ley 5.350, conocida como la “Ley del Trabajo Obrero”. Su artículo principal establecía que el trabajo efectivo de los obreros en diversas industrias no debía exceder las ocho horas diarias. Este acontecimiento no solo sentó las bases para una nueva era laboral, sino que también definió el rumbo social, político y económico del país.
El período comprendido entre 1903 y 1919 fue testigo de cambios significativos en la sociedad uruguaya. La educación se extendió, la actividad artística y literaria floreció, y la llegada de nuevos grupos inmigrantes aceleró el crecimiento demográfico. La aceptación de ideas y costumbres europeas se volvió cada vez más evidente en una sociedad criolla que evolucionaba.
En el ámbito político, el Uruguay dejó atrás las guerras civiles que marcaron gran parte del siglo XIX. Este período vio una transformación pacífica de la estructura del país, con la creación de nuevas instituciones estatales, legislación laboral adecuada y la reforma de la Constitución de 1830.
El líder clave de este cambio fue José Batlle y Ordoñez, también conocido como "Don Pepe". Durante su primera presidencia (1903-1907) y, más notablemente, durante su segundo mandato (1911-1915), impulsó reformas significativas en los ámbitos social, económico, político y educativo.
La clase obrera, enfrentando jornadas laborales extenuantes de 12 a 14 horas por salarios bajos, comenzó a organizarse. En 1885 nació la Federación de Trabajadores del Uruguay, influida por inmigrantes anarquistas europeos, y surgieron las "sociedades de resistencias", los sindicatos obreros de la época. Desde 1901, el movimiento gremial ganó fuerza, y en 1905 se fundó la FORU (Federación Obrera Regional Uruguaya) de inspiración anarquista. Los primeros periódicos gremiales aparecieron, y los primeros conflictos laborales importantes se desataron.
La "cuestión obrera" se volvía prominente a medida que la actividad industrial crecía en el Uruguay a principios del siglo XX. La huelga de tranviarios en 1911, donde se exigía una reducción de la jornada laboral y mejoras salariales, marcó un punto de inflexión. La situación llevó al presidente Batlle y Ordoñez a abordar la problemática obrera con legislación abundante, destacándose la ley de 8 horas de trabajo.
En un contexto mundial donde los trabajadores eran reprimidos por exigir derechos laborales, Uruguay, dos años antes de la Revolución Bolchevique, aprobó una ley casi revolucionaria y con una vigencia increíblemente actual. La Ley 5.350, promulgada el 17 de noviembre de 1915, no solo garantizaba mejores condiciones laborales y de vida para los obreros, sino que también ampliaba el espacio para más mano de obra, estimulando la industria y el comercio.
Este paso audaz, que establecía un día de descanso cada siete y un máximo de 48 horas semanales de trabajo, fue una proeza legislativa que cambió para siempre el panorama laboral y social de Uruguay. La máquina del tiempo, en este caso, no solo nos lleva al pasado, sino que nos muestra un punto crucial que definió el futuro del país y la calidad de vida de sus ciudadanos.

Memo Rioso
Un día como hoy, 15 de noviembre, pero de 1915, se aprobaba en Uruguay, la Ley 5.350, denominada Trabajo Obrero, que en su Art. 1º establecía: "El trabajo efectivo de los obreros de fábricas, talleres, astilleros, canteras, empresas de construcción de tierra o en los puertos, ... no durará más de ocho horas".
Un hito histórico que marcó ese ya lejano 15 de noviembre de 1915 en Uruguay: la promulgación de la Ley 5.350, conocida como la “Ley del Trabajo Obrero”. Su artículo principal establecía que el trabajo efectivo de los obreros en diversas industrias no debía exceder las ocho horas diarias. Este acontecimiento no solo sentó las bases para una nueva era laboral, sino que también definió el rumbo social, político y económico del país.
El período comprendido entre 1903 y 1919 fue testigo de cambios significativos en la sociedad uruguaya. La educación se extendió, la actividad artística y literaria floreció, y la llegada de nuevos grupos inmigrantes aceleró el crecimiento demográfico. La aceptación de ideas y costumbres europeas se volvió cada vez más evidente en una sociedad criolla que evolucionaba.
En el ámbito político, el Uruguay dejó atrás las guerras civiles que marcaron gran parte del siglo XIX. Este período vio una transformación pacífica de la estructura del país, con la creación de nuevas instituciones estatales, legislación laboral adecuada y la reforma de la Constitución de 1830.
El líder clave de este cambio fue José Batlle y Ordoñez, también conocido como "Don Pepe". Durante su primera presidencia (1903-1907) y, más notablemente, durante su segundo mandato (1911-1915), impulsó reformas significativas en los ámbitos social, económico, político y educativo.
La clase obrera, enfrentando jornadas laborales extenuantes de 12 a 14 horas por salarios bajos, comenzó a organizarse. En 1885 nació la Federación de Trabajadores del Uruguay, influida por inmigrantes anarquistas europeos, y surgieron las "sociedades de resistencias", los sindicatos obreros de la época. Desde 1901, el movimiento gremial ganó fuerza, y en 1905 se fundó la FORU (Federación Obrera Regional Uruguaya) de inspiración anarquista. Los primeros periódicos gremiales aparecieron, y los primeros conflictos laborales importantes se desataron.
La "cuestión obrera" se volvía prominente a medida que la actividad industrial crecía en el Uruguay a principios del siglo XX. La huelga de tranviarios en 1911, donde se exigía una reducción de la jornada laboral y mejoras salariales, marcó un punto de inflexión. La situación llevó al presidente Batlle y Ordoñez a abordar la problemática obrera con legislación abundante, destacándose la ley de 8 horas de trabajo.
En un contexto mundial donde los trabajadores eran reprimidos por exigir derechos laborales, Uruguay, dos años antes de la Revolución Bolchevique, aprobó una ley casi revolucionaria y con una vigencia increíblemente actual. La Ley 5.350, promulgada el 17 de noviembre de 1915, no solo garantizaba mejores condiciones laborales y de vida para los obreros, sino que también ampliaba el espacio para más mano de obra, estimulando la industria y el comercio.
Este paso audaz, que establecía un día de descanso cada siete y un máximo de 48 horas semanales de trabajo, fue una proeza legislativa que cambió para siempre el panorama laboral y social de Uruguay. La máquina del tiempo, en este caso, no solo nos lleva al pasado, sino que nos muestra un punto crucial que definió el futuro del país y la calidad de vida de sus ciudadanos.

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