“NO TE PREOCUPES QUERIDA”: CUANDO EL CAOS SE DISFRAZA DE ORDEN
Crónicas del Este 30/06/2024 Sociedad
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Marcelo Fabani

En esta película dejaremos la crónica en segundo plano para ir directamente a editorializar sobre la impresión que nos ha causado.
La vida perfecta, las posesiones materiales exigidas por un mundo consumista y las relaciones humanas relegadas por las primeras, es la tónica principal que se extrae de esta historia.
Un joven matrimonio formado por Alice Chambers ( Florence Pugh) y Jack Chambers (Harry Styles ) accede a vivir en una comunidad que ostenta todo lo que una persona que quiere progresar aspira. Casas amplias, soleadas, de gran área, impresionantes interiores, piscinas y colores pastel.
La vida social y la organización familiar consiste en una forma monolítica de relacionamiento entre vecinos. Sus jefes de familia son los hombres que diariamente forman un convoy con sus autos para ir al único trabajo que todos ellos tienen y que les alcanza para sustentar una forma de vida que nada caprichosamente se fijó en los años 50.
Autos, casas, vestimenta, maquillaje, peinados y todo el abanico de objetos que las familias usan son exactamente de los “felices 50” norteamericanos.
Las mujeres son amas de casa y sus únicas preocupaciones son mantener la casa impecable, cocinar y esperar a sus maridos que vuelven de su trabajo.
Esta vida de “felicidad” lineal, sin altibajos representan un orden que se extiende a la geometría de la urbanización, la cual se concreta en un amanzanamiento en espiral esperando agregar a dicha curva a todos aquellos aspirantes que sean admitidos por un selecto “board” (mesa ejecutiva) presidido por el creador de esta experiencia urbanístico-sociológica.
La perfección se apoya incluso en la iluminación de claros contrastes entre luz y sombra y en una fotografía que utiliza planos de fuerte simetría y potente coloración.
Las charlas son despreocupadas, nada amenaza la felicidad de estos matrimonios y el excelente guión y la mano firme de la directora Olivia Wilde nos comienza a trasmitir que el caos subyace bajo esa apariencia de orden.
Como ya lo hizo en “Midsommar”, Florence Pugh es la encargada de liderar un levantamiento solitario frente a un poder que se apoya en la comodidad, tolerancia y conveniencia de una sociedad ante la provisión de privilegios materiales.
La tensión dramática y el suspense llegan a su máxima expresión cuando Alice ve a un avión estrellarse más allá de las montañas que marcan la “zona segura” para la comunidad. La ausencia de respuestas por parte de la misma a su aseveración de lo que vio, da el puntapié inicial al descubrimiento de una conspiración que hará cuestionar al orden imperante.
Inmediatamente se activan las defensas de un modelo que debe mantenerse y del que los protagonistas poco saben, incluso los hombres que forman parte de un proyecto ultrasecreto que da el nombre a la comunidad.
Las advertencias extrañas y desesperadas de una vecina que termina suicidándose dispara todas las alarmas de Alice, siendo así la única mujer que no calla poniendo en riesgo todo el confort y la despreocupación que sus vecinas jamás podrían dejar de disfrutar.
El ascenso de sus cuestionamientos al orden establecido y su posible artificialidad es directamente proporcional al nivel de represión que sufre. A las primeras respuestas de negarle o cuestionarle lo que ella afirma, sigue una escalada de reprimendas que termina en una sesión brutal de electroshock en la que es entregada por su propio marido.
Es incuestionable que para él, la relación con ella es menos importante que su realización personal de orden material. Y esto se reafirma cuando vemos en el desarrollo de imágenes del recuerdo de Alice, el origen de este presente que ahora ella padece.
Alice es una cirujana en un hospital pequeño y con poco personal. Practica cirugías de todo tipo y en lapsos de hasta 12 horas diarias. Vive junto a Jack en un apartamento miserable. Jack no trabaja y está todo el día en la computadora ya que es su única compañía diaria en virtud de las largas ausencias de Alice. Ni siquiera se levanta para limpiar o hacerse cargo de la reparación del calentador de agua, haciendo que la sacrificada mujer no pueda darse una ducha caliente al fin de su extensa jornada.
Pero tiene tiempo para postular a ambos a un ambicioso proyecto virtual, el proyecto Victoria, donde deberá “acondicionar” a su mujer drogándola y colocándole un dispositivo ocular que imprime a través de los ojos realidades virtuales en el cerebro.
Jack representa a un perdedor que en su impotencia de realizarse como persona, explota al límite su egoísmo quitándole toda posibilidad de elección a quien con tanto sacrificio lo acompaña, sumiéndola en un nuevo orden donde él está confortable y ella sepulta su vida.
Las reflexiones que inspiran esta película abarcan varios aspectos de nuestra actual sociedad en la que vemos representadas las aspiraciones de consumir, de protagonismo y de falta de empatía. Como también vemos representado el ideal de felicidad que supieron ver en Norteamérica en los años 50 donde el alcanzar la casa y el auto no eran tan lejanos como en la actualidad.
Esa pequeñez esquemática que se describe la película es sin embargo la gran interrogante del ser humano: ¿para que estamos aquí?
Jack entiende que sin dinero no es nadie. Su realización pasa por su exterior, mientras que su esposa, en un rapto de lúcida memoria recuerda que pese a las pésimas condiciones de trabajo y salario, su realización pasa por la ayuda al prójimo.
Lo interesante de esta película es la eterna confrontación de lo material y lo espiritual como motores de la realización personal.
NO TE PREOCUPES QUERIDA.( Don´t worry Darling)
Estados Unidos. 2022. 123 minutos.
Dirección: Olivia Wilde.
Protagonistas: Florence Pugh, Harry Styles, Chris Pine.

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